Parque Tayrona II. Playa Cristal (Colombia)

15 febrero, 2016 de delosnervios 8 comentarios

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Al día siguiente de mi excursión al Cabo San Juan, y como tenía aún un día libre en Santa Marta, contraté otra de las excursiones que ofrecen las agencias dentro del Parque Tayrona. La excursión fue a Playa Cristal.

Playa Cristal

Santa Marta es un pequeña ciudad entre fea y muy fea, que no tiene nada destacable para pasar un día aquí. Mi hotel se encontraba en la 5ª avenida, la calle más bulliciosa de Santa Marta, con infinidad de tiendas con los artículos más feos y de colores más chillones que he visto en mi vida. Eso sí, la gente muy amable. Lo poco que hay que ver de Santa Marta lo ves en un rato: el parque de los enamorados (un parque que no merece una visita), la quinta de San Pedro Alejandrino, propiedad del español Joaquín de Mier, quien ofreció la vivienda a Simón Bolívar cuando cayó enfermo, y donde finalmente murió.

La excursión-pesadilla

Guía de la excursión en éxtasis

Me recogen a las 7 de la mañana en un taxi y empezamos a dar vueltas recogiendo a otros turistas, para dejarnos finalmente en la terminal de autobuses de Santa Marta (un lugar en medio de la nada) esperando más de una hora a otro autobús que venía de no sé dónde con más turistas. Madrugón innecesario.

El guía, tras presentarse, preguntar cuántos extranjeros viajan en el autobús (sólo yo), y solicitar un sonoro aplauso dedicado a España a mis compañeros de autobús, se pone muy serio y dice: «Ahora vamos a dedicar unos minutos a rezar«. ¡Ay mi madre!. ¿me he equivocado de autobús y viajo con un grupo de cualquier secta a un retiro espiritual?. El guía-predicador, tras dar las gracias por el sol, el autobús, la excursión y no sé cuántas cosas más nos da unas breves explicaciones sobre la excursión.

El autobús va abarrotado de familias colombianas con niños. Me siento al final del autobús al lado de una familia con 12 niños y 6 adultos que no paraban de gritar y que llevaban todo tipo de artilugios para pasar el día en la playa: un delfín de plástico azul con ojos tristes, un flotador tamaño rueda de camión con bolas en su interior que sonaban cuando se movía, una nevera casi tamaño de las de casa llena de comida y bebida, y un aparato que en cuanto vi me eché a temblar: un radiocasete de esos de hace 20 años tamaño mesa auxiliar en el que sonaba todo el rato una canción: «La aventura». El trayecto hasta la primera parada es de sólo 45 minutos, así que de momento no pensaba suicidarme…»Si tu me pides que elija entre mi mujer y tú me quedo con mi mujeeeee eeee eeerrrrrr. Tú podrás estar muy buena, muy linda y muy bien parada pero só oooo looooo amantes podremos seeeeeeeeeerrrrrrrrrr. Yo soy un hombre casado, estoy muy enamoradoooo ooooo y no me pienso separaaaa aaaaa arrrrrrrr……». La maldita canción se me pegó de tal forma que incluso hoy me acuerdo de la letra.

El recuento…

Si lo que había vivido ya en la excursión me parecía de película, lo siguiente no soy capaz de explicar qué fue: Al llegar a la entrada del parque nos hacen quedarnos dentro del autobús más de media hora para que responsables del parque suban a contar cuántos turistas van en el bus: 34 personas: 33 nacionales y un extranjero (yo). La cuenta es sencilla, ¿no?. Pues no. Se sube el primero, que para realizar la difícil labor del recuento nos pide que levantemos la mano. «Que levanten la mano los extranjeros». Sólo yo. «Ahora que levanten la mano los colombianos». Transmite los datos a una chica parada fuera del autobús. Apuntan, cotejan datos. «Ahora que levanten la mano los colombianos». los mismos 33 de antes. «Y ahora que levanten la mano los extranjeros». Sólo yo de nuevo. Vuelven a apuntar y por fin se van. Pero regresan…. y realizan la misma operación de nuevo….¿habrá alguna cámara oculta y saldré en todas las televisiones colombianas para que los colombianos vean cómo la española (a punto de matar a alguien) levanta la mano una y otra vez?.

Vídeo informativo del parque Tayrona

Nos bajamos por fin del autobús derechos a ver el vídeo informativo del parque que ya había visto el día anterior. Cualquier cosa mejor que un nuevo recuento o más de la canción del jeta enamorado que le dice a su amante que se queda con su mujer.

Playa 7 olas

Playa 7 olas

La primera parada (gracias a dios) es en el mirador de la Playa 7 olas, playa que no es apta para el baño debido a sus fuertes corrientes y su oleaje. Al ser una playa de  dificil acceso, se observa desde un mirador en el camino a Neguanje, el mayor ancón del Parque Tayrona.

Vistas desde el mirador de las 7 olas

Y es en ese momento cuando a la familia del delfín triste se le ocurre que quieren hacerse una foto Jump. ¡Ay mi madre!. El problema es que los 18 componentes de la familia Delfín no saltan al mismo tiempo debido a la diferencia de edad y el diferente peso y estado físico de sus miembros, por lo que tenemos que dedicar más de 20 minutos a que la familia salte una y otra vez para que en el futuro puedan recordar ese «mágico» momento. La foto es tan absurda, que el que hace la foto se agacha para poder sacar a todos, por lo que no puede sacar lo realmente bonito de la imagen: el acantilado, y la foto parece que se la han hecho en un descampado cualquiera. Cuando suben al autobús están sobreexcitados con su foto JUMP y se la pasan por «guasá» unos a otros, con los gritos y la algarabía de cada uno de ellos cuando la recibe.

Ancón de Neguanje

Al llegar a Neguanje descendemos del autobús y nos dirigimos a los botes. Yo me quedo retrasada respecto del grupo para no compartir bote con la familia delfín. El trayecto no dura más de 15 minutos hasta playa Cristal.

Playa Cristal

En realidad su nombre es Playa del Muerto, pero con ese nombre tan anti turístico, es conocida como Playa Cristal. Es una playa de 500 m de longitud, oculta entre los cerros de Neguanje.

Llegando a Playa Cristal

La playa tiene una zona dedicada al snorkel, actividad que cobran por separado. Si llevas gafas de bucear no la contrates, ya que la zona de bucear está a tan sólo 4 o 5 metros de la orilla (la zona de las boyas naranjas de la imagen) y lo puedes hacer por tu cuenta.

Zona de snorkel

Toldos para alquilar

En la playa se pueden alquilar toldos para pasar el día bajo la sombra (cosa que hice yo). Eso sí, elegí el mío lo más lejos posible de la familia delfín.

Dicen que el acceso de turistas a la playa está muy restringido. A mí no me lo pareció. O había más gente de la que decían o todos llevaban tanto cachivache que parecía haber más gente.

 

En la playa hay varios chiringuitos donde comer. Nada más bajar del barco tienes que apuntarte en cualquiera de ellos y pedir tus platos para más tarde. Yo no comí en ninguno, llevaba unos sandwiches en la mochila, porque este tipo de sitios sin agua corriente no me ofrecen mucha confianza. Sí, soy una tiquismiquis.

Playa Cristal es una playa bonita. Sin más. No es tan espectacular como te la ponen en los folletos. No quiero quitarle mérito. Quizá sea que ya he visto bastante playas paradisíacas en mi vida que es un poco difícil que alguna me parezca excelente.

Sobre las 3:30 se comienza el regreso a Santa Marta. El trayecto en bote y luego en autobús. Lo bueno es que para entonces casi todos van ya dormidos por el cansancio. Incluso la familia delfín.

Y para finalizar, no puedo dejar de cantaros un trocito de la otra canción de la familia Delfín, según me explicaron, la versión «grosera» de una canción titulada «Si se fue, se fue», de una tal Francy. Todo un éxito en Colombia: » Si se fue se fueeeeeeeeeeee, que no vuelva más, que no hay quien lo aguante, al resabio de su mamá. Que yo buscaré quien me dé pasióoooooon,  Me siento muy hembra «pa» llorar por un huevón……….¡ay corasónnnnnnn, que te aguante tu madre!.

Lo siento…