No se puede generalizar, jamás, ni asegurar categóricamente que los habitantes de cualquier país son los más (lo que sea) del mundo. Pero basándome en mi propia experiencia únicamente, estoy convencida que igual que los naturales de Taiwán y Tailandia son los más simpáticos y amables del mundo, los rusos (junto con los húngaros) son los más antipáticos.