Cada cierto tiempo aparecen encuestas en la prensa o en webs de viajes sobre los destinos soñados de los viajeros, los 10 destinos top, etc. Si esta encuesta se realizara en China, seguramente la mayoría de ellos pondrían en primer lugar Guilin. Los chinos, hasta ahora no han viajado mucho, y menos al extranjero, y uno de los destinos que siempre ha ocupado sus sueños es Guilin.
Lejos de la Gran Muralla, o las Terracotas de Xian, la navegación por el río Lijiang o río Li, es una de las mejores experiencias en un viaje a China. En grandes barcos se baja por el río, con un paisaje muy parecido a la bahía de Ha long en Vietnam, aunque aquí se trate de un río y no del mar abierto. Por ello, Guili es conocida como la pequeña Halong. Los barcos salen de Zhujiang, a 40 minutos de la ciudad de Guilin y recorren durante 4 horas el río Lijiang hasta la provincia de Yangshuo.
El paseo en barco cuesta 25 USD el de más corta duración, hasta los 60 USD el que incluye comida y dura unas 4 horas. Sentarte en el barco y simplemente disfrutar del paisaje es de los mejores recuerdos que conservo de China, de la China rural, lejos de los neones de Shanghái o Hong Kong y de la polución y el tráfico caótico de Pekín.
El paseo suele terminar en Yangshuo, un pequeño pueblo rodeado de montañas cubiertas de vegetación. En la calle principal, numerosas tiendas que venden productos artesanos, restaurantes de comida local, etc.
Así como en otros lugares del mundo, los paseos en barco se me han hecho aburridos, en Guilin casi se hace corto observando el paisaje: mujeres lavando en el río, hombres pescando, niños jugando en la orilla…
Puedes hacer el recorrido por el río Li en un barco grande, moderno, o en un tradicional barco de bambú. Los paseos en barcos de bambú, al ser más lentos, no hacen un recorrido tan largo.
Como cualquier cosa en China, también el río Li está sobreexplotado turísticamente. Una auténtica caravana de grandes barcos recorren el río por ambas orillas. Este tráfico ha afectado a los pescadores locales, por lo que muchos de ellos han tenido que abandonar las artes de pesca para dedicarse a cualquier trabajo relacionado con el turismo.
Tan orgullosos se sienten los chinos de la maravillosa Guilin, que incluso decora el reverso de uno de los billetes.
También puedes visitar la Cueva de la Flauta de Caña, situada en el interior de una colina de karst. Una bonita cueva que los chinos se han encargado de destrozar con su afán de poner luces de colores a todo. Entiendo que haya que iluminar las cuevas, pero quizá una tenue luz blanca mostraría a los visitantes la belleza de las cuevas. Los chinos son expertos en intentar mejorar algo que de por sí ya es hermoso, y el resultado es muchas veces de un gusto pésimo.
La sala más grande es conocida como Palacio de Cristal, y sirvió de refugio a los habitantes de la zona durante la guerra con Japón. Se le dio el nombre por el gran lago que hay en su interior. Y otra vez los chinos de cargan de un plumazo la belleza de la naturaleza disfrazándola con colores.
En el lago Banyan se encuentran las pagodas del sol y la luna. Y ¡cómo no!, de noche están iluminadas una en color plata y otra en color oro. Realicé un paseo en barco de noche y lo recuerdo como una auténtica pesadilla: puentes con luces de colores, guirnaldas por todos sitios. Todos los colores inimaginables de luz decoran los edificios y puentes a lo largo del lago.
La guía china que me acompañó durante todo el día, me dijo que a pesar de que su horario ya había terminado, quería acompañarme a que viera algo. Algo de lo que los habitantes de Gulin se sentían muy orgullosos: en el hotel Lijiang Waterfall , todos los días a las 20 horas, una gran cascada de agua de45 metros de altura y 72 metros corre por la fachada. Durante 10 minutos, el agua corre ante los ojos atónitos de los turistas, acompañado de música y ¡cómo no! luces intermitentes.
Prefiero quedarme con los paisajes del río Li, y pensar que en el futuro, los habitantes de Guilin sabrán conservar el entorno y evitar que pescadores y agricultores, que antes vivían dignamente de su trabajo, se conformen ahora con posar para los turistas por unos pocos yuanes.
Quizá cuando esté mucho más sobreexplotado, al turista ya no le parecerá un lugar interesante.