De los nervios

Cataratas Victoria (Zinbabwe y Zambia)

En la frontera entre Zambia y Zinbabwe se encuentran las cataratas Victoria. Sólo un puente sobre ellas separa los 2 países. Con más de 100 metros de altura y casi 2 km de longitud, sólo compiten en grandiosidad con las cataratas de Iguazú.

Puente en las cataratas Victoria que separa Zambia y Zinbabwe

Puente en las cataratas Victoria que separa Zambia y Zinbabwe

David Livingston visitó a finales del siglo XIX las cataratas, y les puso el nombre de la reina de Inglaterra. En la zona se conocen como Mosi-o-Tunia (el humo que truena), forma en que los locales llamaron a las cataratas por el vapor que emanan y por el ruido que producen (ruido de casi 70 millones de litros que produce el agua al caer).

Monumento al Dr. Livingston frente a las cataratas

Monumento al Dr. Livingston frente a las cataratas

Casualidades de la vida hicieron que Livingston, que inicialmente se dirigía a China, acabara en África. La guerra del opio truncó su itinerario de viaje e hizo que el explorador llegara a tierras australes africanas. Fue el primer europeo en transitar por tierras del Zambeze. En una de sus expediciones a äfrica se perdió, o al menos en Escocia desconocían su localización exacta, así que el editor del periódico New York Herald envió al periodista Henry Stanley en su búsqueda. Se cree que lo encontró en tierras tanzanas , saludándole con las famosas palabras: «Sr. Livingston, supongo». Su amor por África hicieron que permaneciera en el continente largos períodos de tiempo, y que muriera en 1873 buscando las fuentes del Nilo en Egipto.

Vista aérea de las cataratas

Vista aérea de las cataratas

Extracto del libro que más tarde escribió Henry Stanley: «En busca del doctor Livingston». Ed. Planeta. 2004

“El 16 de octubre del año 1869, cuando me hallaba en Madrid, y en mi casa de la calle de la Cruz, me presentó mi criado, a eso de las diez de la mañana, un parte telegráfico expedido por el señor James Gordon Bennet, director del New York Herald, de quien yo era corresponsal. Rasgué el sobre y leí lo que sigue: “Vuelva a París, asunto importante”

Dos horas después tenía ya recogidos mis libros y papeles, cerradas las maletas y todo preparado. Como el tren correo no salía hasta las tres, quedaba todavía algún tiempo disponible, que aproveché para ir a despedirme de mis amigos.

[…]

Cuando llegué a París, fui directamente al Gran Hotel, donde estaba alojado entonces el director de New York Herald; llamé a su puerta, y contestó una voz:

-Entre.

El señor Bennet estaba ya acostado; pero se puso al momento su bata y me preguntó vivamente:

-¿Quién es usted?

-Stanley.

-¡Ah! ya sé; tome asiento; se trata de confiarle una misión importante. ¿Dónde piensa que se halla Livingstone?

-Verdaderamente, no puedo decirle nada, caballero.

-¿Cree que ha muerto?

-Es posible que sí; puede ser que no.

-Pues a mí me parece que está vivo y que se le podría encontrar y le envío en su busca.

-¿Al centro de África? ¿Su intención es que emprenda semejante viaje?

-Sí; deseo que parta, que encuentre a Linvingstone, y que traiga de él todas las noticias que pueda recoger; y … ¡quien sabe!… quizá se halle muy necesitado el infatigable viajero. Llévese todo cuanto pueda serle útil, guíese por sus propias ideas. Haga lo que mejor le parezca; pero encuentre a Livingstone.

-¿Y ha reflexionado, caballero, los gastos que ocasiona este viaje?

-¿Cuánto piensa que costará?

-Burton y Speke gastaron de tres mil a cinco mil libras, y yo temo que se necesitarán al menos dos mil quinientas para emprender semejante expedición.

-¡Pues bien! voy a decirle lo que debe hacer: tome ahora mil libras; cuando estén gastadas gire una letra por otras mil, y luego una tercera, y así sucesivamente; pero encuentre a Livingstone.

-¿Debo ir directamente en su busca?

-No; primero asistirá a la inauguración del Canal de Suez, y desde allí reomntará el Nilo: he oído decir que Baker iba a marchar hacia el Alto Egipto, y por lo tanto convendrá que se informe lo mejor posible acerca de su expedición. […] Terminada esta primera parte de su cometido, será bueno que vaya a Jerusalén, […] Luegopasará a Constantinopla […] Pasando por Crimea, visite lso campos de batalla, y diríjase enseguida al Cáucaso hasta el mar Caspio […] Después se irá a la India, cruzando por Persia; en Persépolis podrá escribir una carta interesante. Bagdad está en su camino […] Y cuando esté en la India se embarcará allí para reunirse con Livngstone. Y ahora, amigo mío, buenas noches; páselo bien, y que Dios lo bendiga.”

Monos paseando a sus anchas por el hotel Zanbezi Sun en Livingston

Monos paseando a sus anchas por el hotel Zanbezi Sun en Livingston

Desde la habitación del hotel Zanbezi Sun se puede oír perfectamente el estruendo del agua. El hotel está muy cerca de las cataratas, y si te alojas aquí te recomiendo que cierres bien las puertas de la habitación, ya que por el jardín y la piscina suelen pasearse cebras y monos. Una mañana al amanecer me desperté, y medio dormida abrí los ojos. Vi 2 cebras pegadas al cristal de la puerta de mi habitación, y pensé que estaba soñando, así que me di la vuelta y seguí durmiendo. Cuando lo comenté con uno de los camareros durante el desayuno me dijo que es muy habitual ver cebras en el recinto del hotel. ¡Claro, algo de lo más normal!.

Cataratas Victoria

Cataratas Victoria

La época del año en que el Zanbezi lleva más agua es durante los meses de Marzo y Abril. Visitarlas en esa época es un espectáculo si realizas un vuelo sobre ellas en helicóptero, pero a pie es bastante más difícil porque debido al gran caudal del río, hace que en su caída en las cataratas se forme una nube tan densa de vapor que prácticamente impide verlas. Yo estuve en el mes de Julio y la vista de las cataratas era espectacular. Te aconsejo que lleves un buen chubasquero, aunque aún así acabarás calado hasta los huesos. No es lluvia, es el vapor de agua que se producen en las cataratas, que hace que caiga una especie de fina lluvia mientras caminas por los senderos o cruzas los puentes. Vayas como vayas acabas completamente mojado. A lo largo del trayecto hay puestos donde alquilan chubasqueros y calzado especial que puedes mojar, así que puedes ir preparado con unas chanclas.

Protege tu cámara de la humedad

Protege tu cámara de la humedad

Hay una caseta a la entrada donde pagas 30 USD (comprueba si el precio está actualizado), y sólo algunos hoteles tienes acceso directo a las cataratas sin tener que abonar esta cantidad. Las cataratas se encuentran a unos 10 km de Livingston, y la mejor manera de acercarte allí es en taxi.

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