Viajar a Camboya es seguro, barato, divertido, y uno de los países donde la amabilidad de sus habitantes hacen que el viaje se convierta en inolvidable. Su población, empeñada en curar las heridas de la guerra durante los años 70 y 80 reciben al turista de una manera cálida.
Quizá de las cosas que más me sorprendieron de Camboya en general y de los templos budistas en particular, es la manera en que reciben a los turistas. Curioseaba por uno de sus cientos de templos cuando uno de los monjes me invitó a visitar las instalaciones, a ser testigo de una de sus ceremonias, e incluso a sentarme con ellos a comer. He visitado países de diferentes religiones, y en ninguno de ellos me he sentido tan bien recibida como en los templos budistas. Tras preguntarme el motivo por el que viajaba sola, y provocar en él (¡Cómo no!) un sentimiento de pena, me invitó a que acompañara a los monjes durante la comida. Nadie se sentía incómodo. Según me decía, nadie debería viajar solo…
Llegué a Siem Reap desde Phnom Penh en autobús. ¡Toda una experiencia!. Hay vuelos baratos para llegar a Siem Reap, pero prefería hacer el trayecto en autobús. Los autobuses son de «lujo» según el estándar camboyano. Decorados al estilo camboyano, con baño y una televisión con la que castigan los oídos de los viajeros con un karaoke camboyano.
Hay muchas compañías para realizar el trayecto, y los autobuses son todos muy parecidos.
En Siem Reap me alojé en un hotel encantador que me proporcionaba (incluído en el precio de la habitación) el servicio de un tuk-tuk con conductor de 8 de la mañana a 7 de la tarde. El hotel se encontraba a unos 10 minutos del centro de la ciudad, y me pareció una excelente política del hotel facilitar al cliente este servicio. Desde que llegué a Siem Reap hasta que me fui, tuve a mi disposición un conductor, que me esperaba siempre puntual en la puerta del hotel. No se quejaba de las largas esperas mientras yo visitaba los templos, o si yo quería volver al hotel a media tarde a descansar. Supongo que el servicio lo cobran en el precio de la habitación, pero te evitan estar buscando un conductor fiable.
No importa lo que hayas leído sobre Angkor, cualquier descripción de los templos jamás hará justicia a las sensaciones que provocan la visita a sus templos. Mientras el tuk-tuk se dirige a los templos, bordeas grandes barays, que no son más que un recurso que idearon para crear reservas de agua en un país azotado por largos períodos de sequía y lluvias. El río Mekong y el Tonle Sap alimentan los grandes barays constantemente. Los lagos pueden llegar a duplicar su caudal durante el deshielo en el Tíbet, incluso haciendo que las corrientes del río cambien la dirección de las aguas.
La visita a Tonle Sap y sus viviendas flotantes no merece la pena. Lo venden como algo parecido a la bahía de Ha Long en Vietnam, y realmente no tiene nada que ver. Yo no perdería el tiempo con la visita al lago. Pero sí me dio oportunidad para pensar que si los camboyanos, viviendo en unas condiciones que nosotros somos incapaces de imaginar son felices, ¿por qué los occidentales no podemos ser felices cuando parece que poseemos de todo y vivimos en un estado de bienestar?, ¿será verdad eso de que el dinero no da la felicidad?.
El paisaje vietnamita es incomparable, y aquí sólo se trata de viviendas construidas en la orilla del río y algunas viviendas flotantes que han transformado en centros turísticos con tiendas y bares.
Banteay Srei , a unos 25 km de Siem Reap es uno de los templos más hermosos que he visto en Camboya. Se construyó en arenisca roja, lo que facilitó la labor a los ecultores para esculpir preciosos grabados en todas las paredes. Para mí es la joya del arte jemer. Es el único del que se tiene constancia que fuera construido por mujeres en el siglo X. Es un templo hindú dedicado a Shiva, y en sus relieves hay ilustraciones de leyendas sagradas.
Aún no entiendo que Angkor Wat no se considere una de las maravillas del mundo, muy por encima de algunas que personalmente considero sin mérito para ello. Es una de las construcciones religiosas más grandes y más hermosas del mundo. Y no es sólo por la arquitectura khmer, sino por el enclave donde se encuentra: rodeados de lagos, ríos, presas, y comidos literalmente por la selva.
Dentro del complejo de Angkor el Templo Bayon es uno de los templos mas interesantes, extraordinario. Se puede realizar la visita alrededor del templo sobre los lomos de un elefante, lo que no deja de ser una turistada. Es quizá uno de los templos más visitado por los turistas, por lo que es recomendable visitarlo a primera hora de la mañana o última de la tarde.
En todas las guías de viaje a Camboya se lamentan de que la selva se esté tragando literalmente los templos de Angkor. Para mí es un plus, le confiere tal belleza combinados con grandes raíces y ramas que soy incapaz de imaginarme el conjunto sin esa unión con la naturaleza.
Se cree que las caras representan el rostro del propio monarca Jayavarman VII, mientras que otros aseguran que se trata de un boddhisatva o ser iluminado celestial.
Ta Prohm quizá sea después del templo Bayon el más visitado por los turistas. Construido en el siglo XII, es fascinante admirar la fusión entre naturaleza y arquitectura. Quizá sea junto con la fachada de Angkor Wat uno de los grandes iconos de Siem Reap. Durante la visita, escuchas comentarios de otros turistas que se quejan del estado «ruinoso» del templo. A mí me parece que se encuentra en un estado maravilloso, y que gran parte de su encanto se debe a que la naturaleza le ha ganado terreno a lo que el hombre un día quiso dominar.
Siem Reap cuenta también con algún templo interesante para visitar en la ciudad.
De noche, la famosa Pub Street reúne a turistas de todas las nacionalidades en bares y restaurantes.
Ninguna de las imágenes hace justicia a la increíble belleza de los templos de Angkor. Sólo puedo decirte: ¡Ve!
7 enero, 2016 en 5:44
Tengo intención de viajar a Camboya en junio pero tengo un solo temor. Soy fobia a las serpientes y veo tanta selva que ya no me dan ganas. Me podes asesorar?
12 enero, 2016 en 13:00
Pues lo siento, pero la verdad es que no te puedo asesorar