Islas de San Blas (Panamá)

1 febrero, 2016 de delosnervios 4 comentarios

Se trata de un archipiélago que cuenta con 365 islas (puedes visitar una cada día del año) conocidas también como Islas de las Mulatas. Sólo 80 de ellas están habitadas, y son gestionadas por indígenas Guna. Según wikipedia los Gunas son conocidos por su artesanía y son un pueblo muy limpio (no estoy de acuerdo).

Islas de San Blas

La excursión la contraté en Panamá City al precio de 170 USD. Sí, has leído bien, 170 USD. Panamá me ha parecido uno de los países más caros en los que he estado. Imagino que se puede hacer la misma excursión de manera más económica. En ese precio estaban incluídos los impuestos que los Gunas cobran por entrar a cada isla. O eso me dijeron…

Caravana hasta Cartí

Me recogen a las 5:15 de la mañana para ir recogiendo en la ciudad a otros turistas, y la primera parada es en un centro comercial a las afueras de Panamá donde se puede desayunar en un supermercado llamado Rey (una cadena de supermercados famosa en toda Panamá).

La distancia desde Panamá city a Puerto Cartí (desde donde salen los botes para visitar las islas de San Blas) es de 227 km. Los últimos 100 km son a través de una carretera llena de curvas en las que bajas y subes pequeñas montañas . Hay tantas pendientes que sólo se puede realizar el viaje en 4×4. Mis compañeros de viaje, 4 salvadoreños y un colombiano que trabajaban y vivían en Panamá comenzaron a beber nada más subirse al coche, por lo que en este tramo tuvimos que parar varias veces para que vomitaran.

Flora exuberante hasta llegar a Cartí

La carretera es muy bonita en este tramo, siempre y cuando no te marees en coche y no te hayas bebido 3 cervezas y compartido una botella de Tequila.

Mucho antes de entrar en la zona hay un puesto policial en el que piden el PASAPORTE a los extranjeros. No vale con el DNI o una fotocopia. Mis compañeros de viaje ninguno llevaba el pasaporte, sólo sus tarjetas de residencia, y gracias a la buena voluntad del policía los dejaron pasar. Si tu excursión no incluye los impuestos es en este punto donde empezarás a pagarlos. Este control forma un atasco que nos llevó más de una hora atravesar. Debido a que es un punto de entrada ilegal de colombianos, dinero y drogas, controlan cada coche que pasa.

Puerto Cartí

Puerto Cartí es en realidad un pequeño embarcadero desde donde salen los barcos para realizar las excursiones a San Blas. A partir de este momento todo está bajo la supervisión de los indios Guna, quienes gestionan las islas y su turismo.

Isla Aguja

Isla Aguja es la isla más cercana al puerto y una de las más económicas para visitar o alojarte. Los indios tienen montado un tinglado en las islas tipo business bastante considerable. Una de sus empresas es Guna Yala Explorer, una agencia con la que hacer excursiones o alquilar cabañas para pernoctar en las islas. Las excursiones suelen durar de 5 de la mañana a 7 de la tarde. Yo he visto las cabañas en su web y en la realidad y…creo que yo estuve en otro sitio…

Isla Iguana

La segunda parada fue Isla Iguana, una pequeña isla con una buena playa que cuenta con 2 restaurantes-chiringuitos, varias cabañas y zona para acampar. Jamás he ido de camping y me parece genial que exista esta posibilidad, pero considero que hay demasiadas tiendas en  cada isla. Muchas tiendas=mucha gente=mucha suciedad. Es normal ver a lo largo de la isla y la playa latas, botellas de plástico y desperdicios variados. Los indios ingresan mucho dinero por los turistas, pero destinan poco a cuidar y limpiar sus islas. 

Zona para acampar

Sólo es posible bañarte en una parte de la isla, porque la más cercana al restaurante está llena de erizos.

Zona no aconsejada para el baño

Aquí empezaron mis problemas, cuando a la hora de comer me dirigí al restaurante y me dijeron que no tenía la comida incluida. Dije que no llevaba dinero (que era mentira, por supuesto), pero ya estaba cansada de esa falta de organización y esa caradura. Tras media hora discutiendo con los indios, hablaron con no sé quién, que por fin dio el visto bueno para que me dieran de comer. El esfuerzo no me valió de mucho, ya que la comida estaba bastante mala, el sitio lleno de moscas, y viendo la cocina y cómo debía ser la limpieza allí preferí no comer. 

Restaurante en Isla Iguana

Cabañas

Casi todas las cabañas las tenían ocupadas. La gente estaba encantada de pasar allí la noche. Yo no lo hubiera hecho ni gratis.

Isla Iguana

Las playas he de decir que son muy buenas, con el agua transparente y a muy buena temperatura. Es una isla que no está tan llena de turistas como otras. 

Isla Iguana

Mis compañeros a esas alturas ya estaban completamente borrachos. No habían parado de beber desde las 5 de la mañana, y apenas podían ponerse en pie para la próxima visita: Isla Perro. No entiendo que la gente se gaste ese dinero e invierta tanto tiempo para llegar a una de estas islas con el objetivo de perder el conocimiento, pero bueno, hay gustos para todo. Como ellos se quedaron en la isla tuve que subirme al bote yo sola, y aquí empezó mi odisea:

En bote por las islas de San Blas

Me acompañan 3 tipos en el bote: un niño de unos 14 años que iba de pie delante y avisaba por si había rocas, un cuarentón borracho perdido que daba cabezadas delante de mí, y el que llevaba el barco. De los 3 indios el último era el peor. De unos 35-40 años, el indio iba ya medio borracho, pero no me di cuenta hasta que nos alejamos de la playa. No solamente iba perjudicado, sino que llevaba una botella de cerveza e iba bebiendo sin parar. El trayecto hasta isla Perro fue una de las peores en barco de mi vida. Aparte que era incapaz de llevar el bote más o menos en línea recta, iba a tal velocidad que el bote subía y bajaba y embestía las olas con tal intensidad que con cada rebote en el agua me destrozaba el culo. A medio camino paró un poco el motor y a gritos me pregunto:» Oye, ¿tienes un macho?, ¿quieres un macho?». ¡Ay mi madre!. Me puse de pie en el bote, me di la vuelta y le dije: «sí tengo «macho», conduce y calla». El indio, al que yo le sacaba una cabeza se me quedó mirando no muy convencido. Ya iba a decir «¡Y es policía!» como los niños en el colegio, cuando el indio decidió continuar el camino. Mientras, yo iba literalmente muerta de miedo y sopesaba la posibilidad de que en caso de acercarse darle un puñetazo y procuraría tirarlo al mar. Menos mal que nada de esto fue necesario.

Cuando llegué a Isla Perro el indio borracho me decía:»Te espero aquí 2 horas!», pero hablé con el indio encargado de la isla al que expliqué la situación. Me enseñó una orden que acababan de enviarles por la que los marineros Guna tienen prohibido beber cuando están prestando servicios al turista. El indio borracho del bote viendo que hablaba con uno de los jefes dio la vuelta al bote mientras agitaba mi toalla (que con las prisas me había dejado) y me guiñaba el ojo. Indio cabrón…

Los Gunas tienen prohibido beber cuando prestan servicio a los turistas

Decido olvidarme del maldito indio y disfrutar de Isla Perro. Una isla más grande que las anteriores y tan masificada que parecían las playas de Benidorm en pleno agosto.

Isla Perro

La isla cuenta también con cabañas y zona para acampar, pero hay mucha más gente que en las demás islas. Cuenta también con un baño público sin agua corriente. Normal porque se trata de una isla, pero los indios no son capaces de colocar un bidón de agua para que los turistas echen agua cada vez que lo utilizan. El caso es que entré y tenía el olor más asqueroso que he visto en mi vida. Ni en la India he olido algo parecido. En el inodoro flotaban cacas y pises que despedían un olor que me produjeron arcadas y salí corriendo.

Isla Perro

Me voy a la playa, me pongo las gafas, estoy nadando, saco la cabeza y veo a un indio que desde la orilla me hace señales. A gritos me dice que no he pagado el impuesto de 3 USD. A esas alturas ya estaba tan cabreada que no pensaba pagar ni un dólar más. Le digo que he contratado la excursión con todos los impuestos incluidos, el que no, etc. Le digo que cuando vaya a recogerme el del barco que lo hable con él, pero que yo no pago nada más.

Isla Perro

En cada rincón de la isla donde me bañara, en cuanto sacaba la cabeza, había un indio que me recordaba a gritos que no había pagado el impuesto. En un extremo de la isla hay un pequeño barco hundido que es la atracción de los turistas.

Pueblito

A las 4 de la tarde se produce la desbandada: decenas de botes acuden a las islas para recoger a los turistas. Tras unos 20 minutos en bote paran 10 minutos en una isla llamada Pueblito donde viven los locales.

Indios Guna

Tras la visita al pueblo, 15 minutos más hasta puerto Cartí y regreso a Panamá en 4×4 por la misma carretera. La llegada a Panamá es sobre las 7 de la tarde.

Mi consejo si visitas las islas de San Blas: lleva el pasaporte, bloqueador solar y repelente. Lleva comida si como yo eres escrupuloso/a, y que te den por escrito qué y qué no tienes incluído en la excursión.

Las islas de San Blas me parecen preciosas, pero sobreexplotadas por los indios Gunas y donde cualquier bebida o comida que compres es muy caro. Podrían ser un paraíso, pero están tan mal gestionadas que es una pena que se estén cargando un entorno así.